domingo, 16 de enero de 2011

A mis hijos Naty y Oscar

Los hijos se van

Hay que aceptarlos con esa condición, hay que criarlos con esa idea, hay que asumir esa realidad.

No es que se van... es que la vida se los lleva.

Ya no eres su centro.

Ya no eres propietario, eres consejero.

No diriges, aceptas. No mandas, acompañas.

No proyectas, respetas.

Ya necesitan otro amor, otro nido y otras perspectivas.

Ya les crecieron alas y quieren volar.

Ya les crecieron las raíces y maduraron por dentro.

Ya les pasó las borrascas de la adolescencia y tomaron el timón.

Ya miraron de frente la vida y sintieron el llamado, para vivirla por su cuenta.

Ya saben que son capaces de las mayores aventuras, y de la más completa realización. Ya buscarán un amor, que los respete, que quiera compartir sin temores ni angustias las altas y las bajas en el camino que les endulce el recorrido y los ayude en el fin que quieren conseguir.

Y si esa primera experiencia fue equivocada, tendrán la sabiduría y las fuerzas para soltarlas, así, otro amor les llegará para compartir sus vidas en armonía.

Ya no les caben las raíces en tu maceta, ni les basta tu abono para nutrirse, ni tu agua para saciarse, ni tu protección para vivir. Quieren crecer en otra dimensión, desarrollar su personalidad, enfrentar el viento de la vida, al sombro del amor y al rendimiento de sus facultades.

Tienen un camino y quieren explorarlo, lo importante es que sepan desandarlo, tienen alas y quieren abrirlas. Lo importante es el corazón sensible, la libertad asumida y la pasión a flor de piel.

Que la rienda sea con responsabilidad, y la formación, llena de luz.

Tú quedas adentro. En el cimiento de su edificio, en la raíz de su árbol, en la corteza de su estructura, en lo profundo de su corazón. Tu quedas atrás.

En la estela luminosa que deja el barco al partir.

En el beso que les mandas.

En el pañuelo que los despide.

En la oración que los sigue.

¡En la lágrima que los acompaña!

Tú quedas siempre en su interior aunque cambies de lugar.


Autor desconocido

1 comentario:

  1. Me gustaron mucho tus reflexiones acerca de los hijos y nuestra función como padres.

    En este aspecto me gustaría citarte aquellas frases (que posiblemente habrás leído) de un poeta y ensayista Libanés de nombre Khalil Gibrán que en su libro “EL PROFETA” escribió un apartado dedicado a los hijos que dice:

    Los niños:

    Vuestros hijos no son hijos vuestros.
    Son los hijos y las hijas de la Vida, deseosa de sí misma. Vienen a través vuestro, pero no vienen de vosotros. Y, aunque están con vosotros, no os pertenecen. Podéis darles vuestro amor, pero no vuestros pensamientos. Porque ellos tienen sus propios pensamientos. Podéis albergar sus cuerpos, pero no sus almas. Porque sus almas habitan en la casa del mañana que vosotros no podéis visitar, ni siquiera en sueños. Podéis esforzaros en ser como ellos, pero no busquéis el hacerlos como vosotros.
    Porque la vida no retrocede ni se entretiene con el ayer. Vosotros sois el arco desde el que vuestros hijos, como flechas vivientes, son impulsados hacia delante.
    El Arquero ve el blanco en la senda del infinito y os doblega con Su poder para que Su flecha vaya veloz y lejana. Dejad, alegremente, que la mano del Arquero os doblegue. Porque, así como Él ama la flecha que vuela, así ama también el arco, que es estable.


    Claro está que estas son premisas IDEALES, y que en nuestra cultura no se observan con frecuencia, porque el sentimiento de PROPIEDAD es muy fuerte.

    Saludos.
    Rik

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